Si la prostitución es el oficio más viejo, podríamos decir que la locura es la enfermedad más vieja que existe en el mundo. Obviamente cada tiempo ha tenido su forma de identificarla y tratarla. Pero una constante ha sido el silenciamiento al cual han sido reducidos los enfermos mentales, no se les otorga voz porque son locos, mucho menos se cree en lo que dicen y se desea esconderlos para que no dañen con su imagen o desfiguros a la sociedad.
Aquí, les voy a contar sobre los tratamientos y terapias de las que fueron objeto a finales del siglo XIX y principios del XX con el surgimiento de la psiquiatría en México y Chile.
Resulta que a partir del siglo XIX, los lugares donde eran asilados estos locos fueron descalificados en todo el mundo y el nuevo concepto de manicomio se abrió paso, el internamiento de los locos y locas podía ser en mejores condiciones brindando la posibilidad de recuperación, el lugar donde se podía asilar y separar a una población que podía contaminar a la sociedad. A finales de dicho siglo en Chile se decidió organizar a todos lo orates en una casa llamada “Casa de Orates de la Purísima Concepción”, dividida en 2 espacios los que eran asilados de paga y los recogidos de la calle.
En México, estando Díaz como presidente, se quiso festejar el centenario con la inauguración del “Hospital General de la Castañeda” llevando a los locos y locas que se encontraban en los dos hospitales de la ciudad. Su inauguración fue en septiembre de 1910. (Después les contare un poco más sobre la Castañeda)
En ambos hospitales había una división entre los pacientes entre los que pagaban y los que no, estos últimos eran los recogidos de la calle o los abandonados por la familia; en México había casos como los disidentes políticos contra Díaz, tales como los anarquistas, los que no deseaban ir a la cárcel y se declaraban locos.
Con el surgimiento de la psiquiatría estos nuevos lugares eran el semillero de los nuevos psiquiatras, además del lugar idóneo para poner en práctica las terapias y tratamientos. Obviamente los que pagaban por su estancia gozaban de cierta intimidad y algunos privilegios. Uno de ellos consistía en no ser victima de los tratamientos experimentales, y como todo lo experimental necesita probarse en alguien, los pobres eran la carne de cañón perfecta, debido a que si morían al momento de realizarles algún tratamiento o terapia, no había reclamaciones, ni trámites engorrosos.
Las terapias en su mayoría se aplicaron a mediados del siglo XX, tales como la agricultura, educación física manualidades y en menor medida el arte. Quedando restringidas en muchos casos a los pensionistas que eran los que podían pagar los materiales.
Siendo la locura tan ancestral el primer tratamiento utilizado fue la trepanación, era esta una práctica quirúrgica al interior del cerebro del loco, con el fin de hallar el lugar donde estaba depositada la locura, la cual encontraban haciendo un pequeño orificio en el cráneo.
Menos agresivos eran las sangrías y sanguijuelas. Las primeras consistían en hacer pequeños cortes en lugares del cuerpo, con el fin de dejar salir el fuego de la sangre; en ocasiones se complementaban con las sanguijuelas que eran colocadas en el cuerpo y extraían la sangre mala. Además de algunos purgantes y lavativas.
Otro tratamiento que tenían tiempo de utilizarse era la hidroterapia (cabe decir que sigue siendo practicada por los judiciales en México), que va desde los baños relajantes pasando por las duchas frías y el levantar al enferm@ y llevarla a la fuente de agua fría y sumergirlo unas cuantas veces hasta que entrara en shock, con el fin de acabar con las rabietas y berrinches sobre todo de las mujeres histéricas(ese remedio trascendió a las abuelas para quitar los berrinches de los niños). Para combatir la histeria en las mujeres era usual el uso de tratamientos farmacológicos como barbitúricos o sueros glucósidos para el vómito en el ataque de histeria.
Con la llegada de la modernidad algunos se dejaron atrás como las sangrías y sanguijuelas. Otros se fueron perfeccionando como la trepanación que fue mejor conocida como lobotomía.
Algunos tratamientos más agresivos pero que perseguían el mismo fin de llevarlos al shock, piro terapia consistía en inocularlos con la sepa de la malaria o del paludismo, con el fin de provocar picos de fiebres altas para conseguir su curación.
A los pacientes que tendían hacia la agresividad se les administraban diferentes agentes químicos como la morfina, trementina o tintura de opio en gotas.
Un tratamiento usado era la insulinoterapia, con el fin de aplacar los movimientos de sus cuerpos que se producen de forma involuntaria, se les bajaban los niveles de azúcar hasta llevarlos a distintos niveles de comas hipoglusémicos y convulsiones por medio de la aplicación de insulina, se recuperaban a los pacientes a través de una sonda con soluciones azucaradas.
Por último uno de los tratamientos usados hasta mediados del siglo XX y que le dió nombre a esta participación son las terapias de electro shock. Donde la electricidad y la medicina se encuentran con el fin de acabar la enfermedad.
Los más exóticos eran: el histerómetro para galvanización vaginal, el aparato para electrólisis lineal de la uretra, el electrodo rectal ordinario, la bujía esofágica. El electrodo vaginal bipolar de Apostoli, entre muchos otros. La labor principal era llevar cargas eléctricas a través del cuerpo con el fin de provocar vómitos, convulsiones, eyaculaciones, lágrimas con todo tipo de secreciones corpóreas con el fin de que el paciente se cure de su locura.
Esas descargas eléctricas fueron las recibidas por el personaje de Jack Nicholson (Patrick Mcmurphy), en una de las joyas del cine Atrapado sin salida, en ella se exhibe la opresión de un enfermo en manos de la enfermera Mildred y el sistema psiquiátrico estadounidense.
Todos estos tratamientos reducían a los pacientes al control de los médicos, rindiéndolos a su total voluntad, además de alentar el miedo y el recelo a los doctores, enfermeras y cuidadores quedando reducidos a simples pacientes, que se dedicaban a observar y acatar órdenes, para no sufrir más.
En todo caso se trata de que los enfermos entiendan que están dentro de un lugar del que no podían escapar, donde los enfermos son subyugados. Recordando a Foucault “vigilar y castigar”.
Gracias por la invitación Balam
Bienvenida, señora de la Tierra!!! Muy bueno tu post!!! Pongámonos más locos y sigamos hablando locamente, jejejeje
ResponderEliminarUn abrazo!!!