jueves, 14 de julio de 2011

Carta-petición

Les recomiendo que ingresen al link de abajo para hacer una mínima muestra de solidaridad con la periodista y defensora de derechos humanos, la mexicana Lydia Cacho, quien nuevamente ha sufrido amenazas de muerte en fechas recientes.

Aunque para algunos este tipo de acciones solo son "cartas a Santa Claus", creo que empatizar con Lydia no sobra en estos tiempos donde todo mundo se rasca con sus propias uñas.

Saludos.





lunes, 4 de julio de 2011

Cd. Juárez. Viernes 10 de junio, 2011.


Con cariño para Maíz, en su diablo.

Una intensa sesión de testimonios en la inmensa desgarradura de Juárez concluyó con el inicio del día culmen de la Caravana por la Paz, el día viernes. Los caravaneros volvimos a los autobuses estacionados afuera del deportivo de Salvarcar conforme al procedimiento, y para ser alojados nos dirigimos hacia diversos puntos de la tensísima ciudad, aludiendo razones de seguridad. Al camión 1 y otros tres vehículos escogidos al azar les tocó como posada un seminario católico, y el que escribe recuperó pocos bríos por pasar la noche sobre la gloriosa superficie de un colchón, más la certeza de que a la mañana siguiente encontraría agua caliente para la ducha. Por si esto fuera poca diligencia, ¡nos desayunamos leche con cereal!

8:53 de la mañana, Campo Algodonero. Este lote baldío pasó a los anales de la ignominia, de entre tantos lotes baldíos ignominiosos en Juárez, por el hallazgo de los cuerpos de 8 mujeres salvajemente asesinadas. A pesar de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos falló en contra del Estado mexicano en el caso, ordenando en diciembre de 2009 la investigación de los asesinatos y castigo de los responsables, nada se ha hecho para el resarcimiento del daño a los familiares de las víctimas.

En el terreno, que es pura tierra suelta contaminada con sangre, se alzaron ese viernes cruces rosas, adornadas con globos de color morado, a manera de ofrenda a las caídas. Detrás de la alta barda que delimita el predio, se dejan ver inmaculadas las ventanas de las habitaciones de un hotel de origen estadunidense. La tranquilidad que irradia el complejo contrasta de forma casi ofensiva con la desolación del otro lado de la barda. El contraste es una muestra más de la desigualdad que impera en todos los rincones de nuestro país. Al menos la barda sirve para que los asistentes al acto se guarezcan del sol implacable.

La primera actriz Ofelia Medina toma el micrófono al lado de Trinidad Ramírez, esposa de Ignacio del Valle, el líder del pueblo de Atenco. La señora Medina está rabiosa y se esfuerza grandemente para no romper en llanto durante su alocución, en la que escarba en las raíces históricas de la desigualdad que desencadenó la violencia que hoy padecemos: “esta guerra se gestó cuando la Revolución fue traicionada, y Calderón la ha llevado [la guerra] con estupidez hasta la demencia”. Enseguida, la madre de Griselda Muroa López, desaparecida, clama al cielo su deseo más grande de que las autoridades encuentren “una sola niña…, [pero] no han encontrando a ninguna”. Al cielo precisamente son elevados los globos que parecen llevar dentro las plegarias de las demás madres de las muertas: a ver si allá arriba alguien les hace justicia.

Suena en el megáfono el inevitable estribillo de la logística: “ya vámonos, compañeros, hay que abordar los autobuses, por favor”. Enfilamos hacia la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez para tomar parte del evento que ha generado muchas expectativas en los caravaneros: las mesas de trabajo que elaborarán el Plan de Acción transversal al Pacto Ciudadano, que se firmará esa misma tarde en Cd. Juárez. Todos quieren poner su granito de ideas, y algunas de ellas ya se han abordado con antelación al interior del camión 1.

Cuarenta minutos después de dejar atrás el Campo Algodonero, la caravana motorizada retaca el estacionamiento norte de la UACJ. En los salones de la máxima casa de estudios local, a unos cuantos cientos de metros del puente internacional que une a Juárez con El Paso, los ciudadanos intentaremos darle estructura y dirección a las acciones que creemos necesarias para salir del callejón de la violencia en que nos hallamos 120 millones de seres humanos.

El que escribe se ha registrado en la Mesa 2, “Fin de la estrategia de guerra”, por una sencilla razón: aprender lo más posible de un tema del cual no se le ocurre prácticamente nada que decir. Las discusiones comienzan a las 11 en punto en una de las aulas del Instituto de Ciencias Sociales y Administración, con un auditorio de unas 40 personas. El sacerdote Miguel Concha ha sido elegido muy sabiamente como moderador de la mesa, ya que el tiempo apremia. Antes de las 3 se debe presentar al pleno el documento preliminar con los acuerdos alcanzados por cada mesa.

Curiosamente, en la mesa 2 no hay muchos juarenses, y todavía menos estudiantes de la UACJ. De cualquier forma comienzan las discusiones.

En la primera ronda de iniciativas inicia Abraham García, de la Red Ciudadana por la Paz con Justicia de Puebla, para darnos una pésima noticia: el proyecto de la Academia de Policía en el pueblo de Chachapa, municipio de Amozoc, pactado por el muy controversial gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle con el gobierno federal mexicano y el estadunidense a través de la muy cuestionada Iniciativa Mérida. El problema no solo es la academia en por sí sola, sino de dónde vendrá la asesoría para construir el centro de entrenamiento: Israel, España, Colombia y, por supuesto, Estados Unidos. Abraham insiste gentilmente en que la Caravana debe hacer un pronunciamiento al respecto. En su intervención Leopoldo, del Colegio de Sonora, no posterga el planteamiento de lo que algunos creemos indispensable aproximar: “¿se pueden alcanzar los objetivos del pacto que se va firmar? No, necesitamos aglutinar a otros sectores de la sociedad que aún están dispersos, maestros disidentes, mineros, obreros, etc.”

Las opiniones se fueron sucediendo gradualmente, algunas muy singulares pero atendibles como la de Mario, del Colegio de México, quién señaló la necesidad de diversificar la estrategia de seguridad nacional en el país, tan influenciada y determinada por el gobierno de los Estados Unidos, mediante el acercamiento con inteligencia y asesoría de otros países, como Alemania o Inglaterra. Mario se mostró e a favor, como otros caravaneros, de apoyar la iniciativa de Alianza Cívica y Sergio Aguayo, de solicitar formalmente al belicoso Barack Obama que emprenda tres acciones concretas para detener el infame tráfico de armas de Estados Unidos hacia México, sin que estas medidas requieran de la aprobación del congreso norteamericano. En tanto, otros participantes comenzaron a hacer hincapié en una de las banderas más prominentes de la caravana: la autogestión ciudadana en seguridad, cristalizada en heroicos ejemplos como la policía comunitaria de Cherán, Michoacán, o la también comunitaria de Guerrero.

Para la segunda ronda, el auditorio se duplicó con caravaneros que no tuvieron cabida en el resto de las mesas, entre ellos, el propio Pietro Ameglio, cercano amigo de Javier Sicilia. Entonces el debate se puso bueno; surgieron las voces del ala dura del movimiento. Julián, del Frente Popular Ciudadano Villas de Salvarcar, y adherente a la Corrdinadora Mexicana Contra la Militarización (COMECOM) exigió tajantamente, sin cortapisas ni plazos, la desmilitarización inmediata de todo el país (!!!), como condición indispensable para dialogar con el gobierno (NOTA: ¿quién habló de dialogar con el gobierno en esta mesa?). Lo mismo planteó Sergio, del posgrado de Estudios Latinoamericanos de la UNAM, pero recupera nuevamente la necesidad de dar prioridad al tema de las policías comunitarias. Sergio está también con la COMECOM. Marcos, adherente a la Otra Campaña, pugnó de igual forma porque el Movimiento por la Paz exija el retiro inmediato de los militares. David, estudiante de la UNAM, matiza: “cuando menos hay que desmilitarizar Cd. Juárez y Michoacán”.

Mención especial merecen las aportaciones hechas John, ciudadano norteamericano del Movimiento por la Reconciliación de Estados Unidos y de Jesús Ochoa, un mexican-american retired lawyer. John se inclina por reforzar la petición de Alianza Cívica al presidente estadunidense enfrentando directamente a las empresas armamentistas, y por crear programas de trabajo en conjunto con ONG’s norteamericanas, con el fin de tratar el tema de la guerra contra el narcotráfico desde un enfoque ciudadano binacional. Don Jesús toca el espinoso tema que los gobiernos de ambos lados de la frontera nunca quieren abordar, y que parece que los habitantes de este planeta están condenados a aceptar: el lavado de dinero, específicamente en lo referente al poderoso consorcio norteamericano, Bank of America.

La discusión se polarizó en la mesa. Por un lado se hallan los que pensamos en agotar las vías institucionales y por el otro están los que parecen remembrar el lapidario enunciado lopezobradorista de “al diablo con sus instituciones”. Las policías comunitarias son uno de los pocos aspectos que cuenta con un amplio consenso entre los participantes. Lo del lavado de dinero queda relegado, mejor dicho, no tenemos ni la menor idea de cómo abordarlo siquiera, ya no decir de cómo combatirlo. Para unos, lo importante parece ser que el discurso del pacto exprese de manera abierta la línea dura que esperan escuchar las izquierdas del país, sobre la desmilitarización y el no-diálogo con el gobierno (NOTA 2: ¡esta mesa no tiene que ver con dialogar o no Calderón!). Para otros, la clave radica en cómo lograr que los objetivos, menos radicales y más pequeños, se traduzcan en hechos, mediante la presión ciudadana. Pero, y en esto parece que también hay consenso, ¿cómo vamos organizar la resistencia civil pacífica sin la respuesta masiva de la sociedad?

Pietro toma la palabra. Su humor, como el de todos los demás en el aula, está caldeado. Interpela a los duros y casi en particular a los COMECOM’s. Ameglio ya ha medido fuerzas con ellos en discusiones previas, antes de llegar a Juárez. “¿Ustedes le van a decir a Olga Reyes, con 6 muertos, a Julián LeBarón, 2 muertos, que no hablen con Calderón?[…] Deben entender que las víctimas son la fuerza moral del movimiento…” Y sobre la desmilitarización, el académico estalla: “no basta con decir ‘quiero al ejercito fuera de las calles’, sino qué alternativa de seguridad demostrable ofrecemos en lugar de los militares”. Además, insiste, no todo mundo quiere la salida del ejército. Delante del auditorio, Pietro le pregunta directamente a Salvador Campanur, líder de la comunidad indígena de Cherán, si él y su pueblo preferirían dejar de enfrentarse solos a los talamontes y llamar a los militares para acabar con la violencia que padece su comunidad. Salvador dice que sí y los duros siguen en desacuerdo; no hay consenso sobre la desmilitarización.

El sacerdote Miguel Concha, que muy hábilmente dio a cada quien su turno para hablar y ser escuchado, da por terminados los alegatos e instruye a los secretarios para que elaboren el documento que será presentado a las demás mesas, después de la hora de la comida.

Las mujeres, tan tristemente presentes casi de manera exclusiva en las tribunas del dolor atendidas por la caravana a lo largo del país, fueron eclipsadas en el muy masculino arte de discurrir, donde las ideas femeninas raras veces son respetadas. Con todo, el ejercicio democrático que minutos antes construimos de forma colectiva nos ha dejado un gran sabor de boca a todos; las asambleas no son una utopía. Tampoco es una utopía que los seres humanos seamos capaces de defender nuestras ideas sin odiarnos ni hacernos daño. Además, esas ideas forman parte de algo muy grande e importante: cómo construir la paz.

Sin embargo, falta lo que falta…