lunes, 16 de mayo de 2011

Comprar, tirar, comprar.

El consumo y la obsolescencia, conceptos básicos de la teoría capitalista del crecimiento infinito...y del decrecimiento y acabose de los recursos naturales...


martes, 10 de mayo de 2011

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Este es un video documental que gracias al desvelo de esta noche, y a la calidad de la programación de canal once, pude conocer, y que ahora les comparto. Les aseguro que la fotografía es simplemente extraordinaria. Les solicito que no tomen en cuenta las sucias marcas comerciales que patrocinan este "greenwashing". La Gaia, en todo su esplendor. Saludos, maiceros.

http://www.youtube.com/watch?v=SWRHxh6XepM

lunes, 9 de mayo de 2011

México D.F. 8 de mayo de 2011

Con un mes de diferencia, la marcha por la paz arribó a donde todo siempre converge: la Ciudad de México. La herencia colonial que le endilgó a la antigua capital tenochca la maldición de ser siempre el punto desde donde el país se construye radialmente, persiste hasta la fecha. Y las marchas, lejos de ser la excepción, confirman este modelo.

Después de dos días de caminata desde la ciudad de la eterna balacera y con más 60 km a cuestas, los manifestantes encabezados por el ya famoso Javier Sicilia, decidieron reponer un poco más las baterías en el campamento de Ciudad Universitaria y retrasar su salida hacia el zócalo en hora y media; todo esto para mala fortuna de un maicero y de varios otros impacientes, apostados sobre el cruce de Eje Central Lázaro Cárdenas y Eje 7 A Emiliano Zapata en espera de la procesión. Qué coincidencias…

La delantera del río color blanco por fin se vislumbró saliendo de la curva donde Eje Central se empieza a dibujar desde su inicio en el “Circuito Bicentenario”, antes llamado Av. Río Churubusco. A partir de ahí sería caminar todo hacia el norte hasta llegar al primer cuadro de la metrópoli. La columna por fin arribó al citado crucero alrededor de las 1130 de la mañana. Los cuerpos de seguridad capitalinos aguardaron hasta el último momento - con la pericia que demuestra los años de experiencia en una ciudad donde los temblores y las marchas son igual de primigenios- , para cortar la circulación vehicular sobre el Eje Emiliano Zapata.

La fatiga en la faz del frente manifestante era explícita, mas la determinación a seguir lo era aún más. Ahí venían nuestros dolidos. Los del aberrante multihomicidio de Morelos. Los padres de la guardería ABC. Los de una familia de Monterrey que sigue sufriendo la desaparición de un hijo suyo, artista callejero, levantado por policías locales. Los de la familia Reyes de Chihuahua. Los migrantes centroamericanos que también están hasta la verdadera madre de ser tratados y ejecutados peor que perros. Los de Alvarado, Veracruz, que no vacilan en llamar “zeta” al exgobernador Fidel Herrera. Y más, muchos más.

Los adherentes no querían unirse a la manifestación hasta lograr reconocer el punto exacto por donde caminaba Javer Sicilia. Todos, incluido un maicero, quieren caminar a la par con él. “Mira, mira, ahí está el poeta”. “¿Ya lo viste? Es él, el de barba, él es Sicilia”. Cada dos o tres cuadras no falta el simpatizante trepado en el poste de semáforo que llama la atención de Sicilia para que sonría a la cámara. Otros se contentan con gritarle desde los balcones de los cuartos o quintos pisos: “¡no estás solo, Javier!”. “¡Gracias, Javier!”. Sí, hay mucho que agradecerle a Javier.

William y Kate no tuvieron que posar tanto. El poeta se ha convertido en una celebridad que este fin de semana le disputó los encabezados a la misma Lady Gaga. En la gasolinería localizada enfrente del monumento al general Cárdenas, en la colonia Doctores, ni siquiera le permiten echar una meada agusto. No bien había salido del retrete, un grupo de manifestantes venidas desde Guadalajara no le perdonó la obligada fotografía.

Pero Sicilia sabe muy bien que lo último que necesitamos es otro López Obrador. De cuando en cuando, con mucha sutileza, pronunciando dos o tres palabras, se escurre de la prensa y de los flashes. Javier solo es un caminante con mucho dolor.

Muchas otras personalidades se sumaron al esfuerzo ciudadano inconmensurable de caminar decenas de kilómetros para exigir justicia. El maestro Miguel Ángel Granados Chapa, escaso de estatura pero generoso en sabiduría, fue de los primeros en acercarse a mostrar su apoyo al movimiento. El experimentado comunicador Javier Solórzano también se adhirió con su bicicleta a la marcha: “la llevo a todos lados, como la computadora”, exclamó con pompa. Flora Guerrero, de la asociación cuernavacense ambientalista, Guardianes de los Árboles, aunque agotadísima, nunca soltó el lazo que delimitaba la zona de seguridad de la caravana. Sergio Aguayo, profesor investigador del Colegio de México, se metió como dolor de muela a un metro a la derecha de Sicilia. Eso sí, Aguayo siempre mostró cautela y reserva académicas ante las muestras “folklóricas” de otros movimientos adherentes.

Sin embargo, en la manifestación hay otras figuras menos reconocidas, pero quizás más necesarias. Al frente de la columna, todavía más adelante de Sicilia, caminaba un monolito. Un monolito que al medio trajo enclavada la bandera nacional, nuestro máximo símbolo patrio infamado con la sangre de 40 mil muertos y sabe Dios cuántos desaparecidos. Una roca que parece no necesitar la palabra –acaso en franco desprecio contra los abusadores de la palabra hueca, los miembros de la clase política- para decirlo todo: Julián LeBarón. Este hombre que ha trabajado la tierra con sus manos y que ha vivido lo indecible, tiene un extrañísimo halo de serenidad en su rostro, que a mi parecer no puede ser efecto de otra que cosa que la fe. La fe invencible que cree en sí misma que algún día habrá justicia para los hombres y mujeres dignos, muertos en su pueblo de Chihuahua y en el resto del país. Julián permanece de pie durante las 5 horas que un maicero acompañó la marcha. Se muestra agradecido cada que uno u otro curioso lo reconoce: “Julián, estamos contigo”. No sé si Julián cargaba a la bandera, o ésta lo cargaba a él.

Al contemplar esta fe imbatible reflejada en los rostros de Julián, Javier, el joven papá de la guardería ABC; al imaginarme un atisbo de lo que sus corazones han sufrido y que, sin embargo, éstos luchan férreamente por vivir en paz; al caminar junto a todos ellos, me he sentido pequeño. Tenemos mucho que aprender de nuestros dolidos.

Continuaremos…