jueves, 21 de octubre de 2010

El cine mexicano

A pesar de los grandes esfuerzos y notables logros obtenidos a nivel nacional e internacional, el cine mexicano sigue enfrentando grandes problemas para consolidarse como una industria que produzca y difunda con éxito producciones cinematográficas de calidad. Efectivamente, la vieja cantaleta, “México: tan lejos de Dios y tan cerca de los gringos” es un lugar común que da fe de la situación cultural tan adversa que coarta el desarrollo del cine nacional, entre otros sectores. Es cuando vale la pena recordar contenidos tan provocativos como el expuesto por el documental “Y tú, cuánto cuestas?”, de Olallo Rubio, donde se exhibe con claridad la esquizofrenia política -por llamarla de alguna manera- que padecemos muchos mexicanos, odiando y consumiendo a un tiempo el “american lifestyle”, principalmente en cuanto producción cinematográfica se refiere.

Con no poca tristeza vemos como semana a semana, los congales del cine, los llamados Cinépolis y Cinemex, asaltan indiscriminadamente a un público inerme, desinformado e inculto -60 pesos cuesta el boleto de entrada actualmente- que ansía deglutir el más reciente estreno de acción, terror o suspenso baratos, cortesía de la monstruosa industria cinematográfica norteamericana que, si bien escupe miles de películas porquería anualmente, se puede dar el lujo de controlar y dominar el mercado mundial del cine con tal solo…ochocientas películas. Sería menos pernicioso que esos malls del cine se limitaran a vender el entretenimiento insulso que consume el grueso de la población. Sin embargo, como veremos más adelante, también inciden negativamente en la –ya de por sí escasa- difusión de las películas mexicanas de calidad.

No obstante, ese afinado instrumento de neocolonialismo mental que es el cine hollywoodense –no todo lo que se produce en el Norte es despreciable, cabe mencionar- no gozaría de tal bonanza de no ser por la muy precaria situación socio-económica que prevalece en el país, aunado a la reducida oferta cultural disponible. Para la vapuleada clase media, especialmente el sector de los jóvenes, el cine comercial es el típico remedio que calma las ansias de entretenimiento y hasta de un mínimo prestigio social. Se trata las “nuevas cavernas”, diría el durísimo José Saramago en abierta referencia a la alegoría platónica: las plazas comerciales con sus cines y escaparates, espacios cuidadosamente cerrados y aislados que nos sustraen de la dolorosa realidad que vivimos, manufacturando sombras, fantasmas que se acogen como una mejor realidad. En palabras del realizador Carlos Enderle: “es innegable el hecho de que al público mexicano no le gusta verse reflejado en el cine.”

Por si fuera poco, la cultura se sigue percibiendo como un producto caro, aburguesado y hasta de poca utilidad o satisfacción, pues no ofrece –se cree erróneamente- la risa fácil o el desfogue de testosterona que provoca, por ejemplo, un fabuloso filme como “Los Indestructibles”, protagonizado por los jovenazos del safari, Sylvester Stallone, Dolph Lundgreen y Jet Li, entre otros. (¡Y qué decir del ya jurásico Terminator! Cómo nos caga el racismo gringo pero qué bien lucía el mamado androide de Schwarzenegger en la saga , el mismo pseudoactor que todavía funge como governator del estado de California, entidad donde siguen cayendo a granel los palos propinados por la migra). Un Gustavo Sánchez Parra, o los mismísimos Gael y Diego evitan sabiamente competir contra los transgénicos stallions del mainstream -aunque las ligerísimas comedias mexicanas como Niñas Mal le hagan el juego a Hollywood- pero tampoco termina de cuajar la idea de un cine o producción cultural propios con características propias, a pesar, se reitera, de los grandes logros y avances obtenidos por pequeños colectivos e individualidades, pues no hay un público cautivo importante que haga posible el despegue de estos rubros.

¿En quiénes recae la responsabilidad de educar culturalmente al pueblo cuando se hace patente la claudicación del estado mexicanos ante los poderes fácticos?

El Complejo Cultural Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla dio auspicio, diez días atrás, a un rico y muy interesante ciclo de cine mexicano contemporáneo, con presencia de actores y realizadores de las películas proyectadas. Un seguro servidor asistió a dos funciones: Crónicas Chilangas (Dir. Carlos Enderle, 2009) y Desierto Adentro (Dir. Rodrigo Plá, 2008) En el caso del primer filme, el invitado especial fue el director; para la segunda proyección el enviado fue Mario Zaragoza, protagonista de la historia situada en la época de la guerra cristera. (El actor mexicano tuvo cosas más importantes que atender en la UDLA, y ya no regresó a platicar con el público al término de la función, como había prometido). En esta entrega me avocaré únicamente a lo ocurrido en la presentación de las Crónicas.

Debo mencionar, sucintamente pero con justicia, que el CCU de la BUAP aún está muy lejos de ser un espacio cultural serio y consolidado, pues la inadmisible informalidad que prevalece en la administración del centro ha derivado en al menos tres cancelaciones de obras teatrales, todas de último minuto. Los dislates en la proyección del largometraje chilango brillaron con su presencia; de hecho, casi arruinan por completo el evento mismo. Pero primero demos una breve reseña sobre la ópera prima del Sr. Enderle.

Crónicas Chilangas es un trabajo muy completo y original del director oriundo de Ciudad Madero, Tamaulipas. La película hace gala de un reparto que ya envidiarían varios directores consagrados: Regina Orozco, Isela Vega, Silverio Palacios, Patricio Castillo, Rodrigo Murray y hasta la actuación especial de Polo Polo, entre otros. La riqueza de los personajes y las historias que entrelazan es notable, todo enmarcado en un guión extraordinariamente complejo, autoría del mismo realizador norteño. Claudia (Regina Orozco) es una trabajadora social cuya antigua relación de pareja alteró sensiblemente su sexualidad y la forma en que la practica; Fabián (Rodrigo Murray), director de una asociación altruista, echa de su trabajo a Claudia después de encontrarle en su oficina tremendos números de revistas de pornografía hardcore. Paralelamente se desarrolla la historia de El Jairo (Rodrigo Ostap), un joven zafado que está convencido de ser el elegido por los Men In Black para salvar a la Tierra de la invasión extraterrestre. Para lograrlo, debe colaborar con éxito en el secuestro autofabricado de un yuppie ambicioso y siniestro. La cuota de indignación y rabia es proporcionada por la historia de Juvencio (Patricio Castillo) y Anita (Isela Vega), amorosa pareja de ancianos jubilados que han empeñado hasta el alma para financiar el tratamiento médico de su única hija, postrada en cama debido a una terrible enfermedad discapacitante. El ritmo del largormetraje es fluido y las dosis de humor ingenioso no se dejan esperar. Cuando parece que las historias están tan entrelazadas que llegan a trabarse, Enderle resuelve con mucha destreza el desenlace de la película. Una trabajo que, para ser la ópera prima, merece ser calificado de excelente y ampliamente recomendable.

Abordemos ahora sí el pequeño incidente que contribuyó a la acalorada pero muy interesante sesión de preguntas y respuestas al término de las Crónicas. Cuando la proyección estaba por iniciarse, un error del proyectista, que no entendió el formato de la cinta, literalmente quemó unos 20 segundos de la primera escena del filme, para sorpresa de los espectadores. Esto sucedió instantes después de que mi compañero de asiento, un joven medio calvo y barbudo, saliera catapultado de su butaca exclamando “está mal!”, cuando recién comenzaba la función. Se trataba de Carlos Enderle. Su presencia en el cuarto de proyecciones no evitó la quemazón posterior que nos impidió conocer cabalmente las motivaciones de El Jairo, historia que da comienzo a las demás. Tampoco era crucial. En cuanto al incidente, en palabras del propio cineasta, “[yo] estaba echando espuma por el hocico, así que me dieron una botella de vino tinto para que le bajara de huevos.” No era para menos. Afortunadamente, después del percance todo transcurrió en la normalidad. Debemos agradecer –por increíble que parezca-, sin embargo, la inusitada negligencia que propició la embriaguez del director tamaulipeco, regalándonos así una memorable enseñanza de franqueza, pasión y tenacidad.

¡Qué bonito se siente cuando uno se encuentra con alguien igual de rabioso, amargoso, inconforme, renegado, y todos los demás calificativos ganados a pulso a lo largo de los años! Solo me falta lo decidido.

Carlos nos contó, aún con mucho coraje, como el IMCine y otras dependencias le dieron la espalda cuando pidió apoyo económico para su proyecto. En el IMCine le dijeron: “le falta fuerza al guión”, pero en el Festival de Cine de Gualajara de 2009 su película ganó varios premios, entre ellos precisamente el de Mejor Guión. Enderle acusó sin cortapisas a Gael y Diego de dirigir lo que él mismo llamó la nueva “aristocracia del cine mexicano”, que decide cuáles filmes están a la altura del cine independiente o cultural, y cuáles no. “Si eres chico Cananá ya tienes el ciencuenta por ciento del camino recorrido.” Uff! Qué duro! Después de que las puertas se le fueron cerrando una a una, el de Cd. Madero resolvió: “que chinguen a su madre los de IMCine y todos los demás! Yo voy hacer mi película por mis huevos y con mis propios medios!” El realizador tampoco vaciló en atacar al duopolio de salas de cine; palabras más, palabras menos: “cuando sucede que estos señores llegan a proyectar algo de cine mexicano independiente en su salas, como casi no hay quórum en las funciones, le bajan a la calidad del sonido durante la proyección para ahorrase insumos, de manera que los parlamentos se escuchan como si los actores estuvieran hablando dentro de una olla.” Ese ataque a los dueños de los cine-malls fue también un ataque velado a la apatía del público mexicano. Prosiguió: “discutía con una amiga a la que no le gustó mi película porque ‘tiene demasiadas groserías ’… como ‘muchas películas mexicanas de actualidad’…” A lo que él replicó: “las pendejas películas de acción y terror hollywoodenses tienen igual o más groserías, que no te las traduzcan o tú no las entiendas es otra cosa!”

La película fue producida con un presupuesto raquítico de menos de 500 mil pesos. Enderle se endeudó hasta las chanclas y sobregiró las tarjetas de crédito para conseguir el dinero que su empresa necesitaba. Todas las escenas fueron rodadas “uno a uno”, nos explicó, que quiere decir que no hay segundas tomas, pues no había material para repetir ni un solo fragmento de secuencia. Abundó en que los salarios que les pagó a actorazos de la talla de Isela Vega fueron de una cantidad simbólica: “les pago esta modesta cantidad para que no piensen que están trabajando de gratis, en cuanto me caiga algo (de las taquillas del cine) les paso otra feria.” De no ser por la enorme contribución que hicieron estos histriones, la película no hubiera sido lo que fue. Así lo afirmó el egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación por la UNAM, quien humildemente nos compartió que su formación, evidentemente, no es de cineasta sino de comunicador.

Finalmente le preguntaron a Carlos qué fue lo más difícil de toda la aventura que implica filmar una película en las condiciones en que él la filmó, a lo que el chilango por adopción respondió somera y contundentemente: “nada, una vez que tienes un objetivo y te propones lograrlo, no existe algo difícil.”Así que, estimado y desprevenido lector, si queremos vernos, admirarnos y cuestionarnos a nosotros mismos, a través del reflejo que el cine mexicano de calidad puede proveer, ayudemos a Carlos Enderle, y a los que viene atrás de él, a pagar sus tarjetas de crédito.

3 comentarios:

  1. Te sorprenderia ver lo vacios que estan los cines en el norte, la gente asiste a las plazas por que hay aire acondicionado jajajja....y claro para hechar un ojo a las tiendas aunque no puedan comprar nada.

    Y en cuanto al decinteres de la gente por el buen cine TODO ESTA EN LA EDUCACION.

    ResponderEliminar
  2. Y POR CIERTO TRATE DE PONER UN VIDEO EN LO QUE ESCRIBI Y NO FUNCIONO JAJAJa asi que ahi cuando nos encontremos me ayudas por que nomas no doy una con este blog.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por esta apasionada crítica de cine. Espero que nos recomiendes más peliculas y sobre todo que encontremos el lugar donde verlas.
    Es impresionante que las "salas de cine cultural del ccu buap" en ocasiones esten vacías.
    Y un tache por no saber proyectar la película y por los retardos para que comienzen.

    ResponderEliminar