miércoles, 23 de mayo de 2012

Yo soy 132



En unos minutos más comenzará una nueva marcha de los chavos universitarios que se cansaron del duopolio televisivo, de su cobertura sesgada de las campañas electorales y del diario Milenio que sistemáticamente los ha borrado de sus planas y de su página electrónica. Se están reuniendo al pie del más grande monumento a la corrupción,  el monunmento del fetichismo de la anticonciencia histórica y del derroche estúpido a manos de nuestros gobernantes en tiempos de carestía y desesperanza: la famosa Estela de luz, en la capital del país.

Hace medio siglo, en este mismo día y como a estas horas, asesinaron al maestro y luchador campesino Rubén Jaramillo y a su familia en el sur de mi natal Morelos. Los mataron porque después de varios años el líder no cejó en su lucha, la lucha de siempre para los indígenas y los campesinos y que sigue vigente al día de hoy: tierra, justicia, libertad. Fueron muertos, ciertamente, a manos del partido que ahora es el blanco de los ataques de esta muchachada colegial. El mismo partido que orquestó el sistema infame que hundió en sangre y miseria a la inmensa mayorría de los mexicanos durante décadas. El partido que gobernó con represión, con masacre, con la guerra sucia. El partido que mató también a Lucio. El partido que abrió las puertas del neoliberalismo en el sexenio de De La Madrid. El partido que privatizó hasta las piedras de los ríos. El que firmó el TLC en lo oscurito para traer una nueva era de más honda y vasta miseria para el campo mexicano. El partido que negoció el ascenso al poder del más nefasto de todos los gobernantes, Felipe Calderón, después del fraude en 2006. El partido que será llevado al poder, nuevamente, porque la oligarquía de este país así lo ha decidido, a menos que logremos impedirlo.

Hace un año, también en Morelos, Javier Sicilia inició un movimiento social, por la Paz con Justicia y Dignidad, el movimiento más justo, el más noble, el más digno, el más apartidista. Para infinita vergüenza de todos los mexicanos el movimiento se quedó solo. Se quedó solo porque el miedo pudo más. Aunque el movimiento no está muerto, su margen de acción es lamentablemente muy marginal. Y los activistas, y los periodistas y los ciudadanos de a pie siguen cayendo todos los días en este abominable teatro de la guerra, porque ni a guerra llega.

No podemos permitirnos dejar a otra expresión ciudadana sola. No ignoremos a los estudiantes. En estos momentos cualquier esfuerzo, CUALQUIER ESFUERZO que evite que el zafio Peña Nieto se convierta en presidente debe ser respaldado y favorecido por TODOS. Las circunstancias actuales del país lo exigen.

Y de una vez vayamos preparándonos para la lucha en las calles después del 1 de julio.


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