“El tiempo que yo pueda, voy a ayudar”, dice doña Carmen, de 86 años
La Patrona, Amatlan, Ver. A un lado de este pueblo pasan los trenes de carga rumbo al norte. Sus habitantes, sobre todo aquellos que viven al lado de las vías, hacen algo tan elemental como milagroso: ofrecer agua, comida, ropa y medicinas a quienes viajan como pueden en esos trenes, trepados en el techo, de pie entre vagones. Son los centroamericanos, rumbo a Estados Unidos en busca de empleo, que necesitan, muy a pesar suyo, cruzar nuestro país.
Muchos de estos viajeros ya llevan semanas en territorio nacional y lo único que quieren es escapar de este infierno de maras, migra y policía. Así que las mujeres les devuelven, primordialmente, la esperanza en nosotros los mexicanos.
http://www.youtube.com/watch?v=qQLFJGp9AMo
Al respecto de esta realidad, hay una película que me pareció muy buena y que me recomendó Balam: Sin nombre.
ResponderEliminarEn Puebla, algunos jóvenes se reúnen cada dos meses y juntan envases de bebidas (PET)en buen estado, algo de comida y lo llevan a la Patrona
ResponderEliminarAsi es Liliana, buenisima pelicula.. ami tambien me parecio muy buena la Movie de sin nombre.
ResponderEliminarPero qué me dicen de la agilidad de las señoras para entregar el ansiado lonche!!! Formidables!!!
ResponderEliminarY es rarísimo que el diario jolín El País distribuya material donde no se hace escarnio de nuestra vapuleada nación; generalmente lo que El País nos merece son comentarios sobre la violencia del narco, la corrupción, el atraso educativo, bla, bla, bla...